A la hora de diseñar una aroma corporativo para una clínica dentista se nos presentan dos retos principales. El primero tiene que ver con la aversión hacia el dentista que suele tener la mayoría de la población. Y el segundo con mitigar de alguna manera el olor agresivo de ciertos productos de limpieza y desinfección que se utilizan en estos centros.
Miedo al dentista
Como sabemos, el principal escollo a evitar en los clientes es que perciban una clínica dentista como una amenaza, con el consiguiente rechazo a acudir. Incluso puede suceder que el cliente que ya se ha presentado en el centro pueda dar media vuelta e irse por donde ha venido, circunstancia que se da más a menudo de lo que pueda parecer.
Abordar el hecho de que ir al dentista es una habitual fuente de temor pasa por hacer hincapié en la capacidad de relajación de nuestra fragancia de marca.
Mitigar la aprensión del paciente
Diseñando un aroma con efecto balsámico buscamos, ante todo, recibir al paciente en nuestra clínica dental con un ambiente reconfortante que le calme sus nervios y rebaje su ansiedad.
Ventaja competitiva y pacientes fieles
Además, este aspecto nos encaminará a diferenciarnos de la competencia en el caso de clínicas dentales que hayan escogido su aroma de marca sin fijarse en los parámetros que dicta el marketing olfativo.
Neutralizar los aromas indeseados
De forma complementaria, es buena idea añadir neutralizadores de olores en el propio gabinete del dentista y en el baño. Es la mejor manera de suavizar el olor, frecuentemente muy intenso, de los productos de limpieza y desinfección que se utilizan en estos centros, incluidos los propios productos utilizados en tratamientos dentales.
Hacia una precepción positiva del centro
Una percepción positiva de la clínica dentista, por lo tanto, pasa por enmascarar estos detalles con fines de promover el bienestar, las emociones de confort y la satisfacción del cliente en nuestra consulta. De nuevo, nos vemos en la necesidad de la aplicación del marketing olfativo en forma de ambientadores profesionales y difusores de aromas.
Difundir nuestro aroma de marca
Por último, la fragancia idónea es aquella capaz de crear un vínculo directamente relacionado con nuestros recuerdos y emociones de manera positiva. De cara a fomentar una experiencia duradera y deseable en lo sensorial, debemos difundir nuestro aroma de marca especialmente en la sala de espera.
Los mejores aromas para la consulta del dentista
- En primer lugar, una apuesta segura para conseguir un ambiente relajado son los aromas florales. Dentro de esta categoría destacan las esencias de azahar, lavanda y jazmín. No solo promueven emociones relajantes y de calma, también se asocian a sensaciones de renovación. Podemos recurrir tanto a aromas puros como combinados. Algunas de las mezclas más efectivas son lavanda y flor de loto, o azahar con toques de rosas blancas.
- No está de más añadir aromas reconocidos por la sensación de frescor y limpieza que aportan. Destacan en este papel las fragancias cítricas, que también tienen un efecto positivo en el estado de ánimo por su evocación a la naturaleza. Aparte del aroma a limón, son buenas opciones los que provienen de vainilla o naranja.
- Otra vertiente interesante son los aromas relacionados con la madera y la hierba. Desde antiguo la menta, el cedro y el eucalipto se han utilizado para promover un ambiente de paz, armonía y autoconfianza. Otras fragancias menos conocidas, pero igualmente vinculadas a ciertos estados de meditación y autocontrol, son los aromas que evocan hierba verde o madera de higuera.
- Y con respecto a la necesidad de eliminar ciertos olores indeseados, ya sea en el propio gabinete del dentista como en los lavabos, las fragancias con ecos a flor de algodón o a polvos de talco son las alternativas más usadas.