¿Conoces el efecto Proust?

26 de enero de 2022

Imagina poder viajar al pasado. Cerrar los ojos, respirar hondo y, automaticamente, aparecer en ese lugar en el que te gustaría estar, reviviendo un instante de tu vida en el que fuiste feliz. Imagina vivir el efecto Proust sin apenas enterarte.

Todavía no se ha inventado esa máquina que nos permita viajar en el tiempo ni podemos desafiar de esa manera las leyes de la Física, pero tampoco hace falta. Con apenas una magdalena, Marcel Proust consiguió explicar en 1913 lo que hoy todavía nos parece impresionante.

Gracias a este postre que se encuentra el protagonista de “Por el camino de Swann”, este es capaz de sumergirse de lleno en el recuerdo que le evoca el olor de la magdalena, desplazándole hasta los veranos de su infancia en Combray, de los que nos habla durante la friolera de 3.000 páginas. Esa parte de la novela de Proust le dio nombre al efecto Proust, también conocido como efecto proustiano o fenómeno de Proust.

El efecto Proust, por tanto, hace referencia a un fenómeno involuntario, relacionado con la memoria olfativa, gracias a la relación entre nuestro sentido olfativo y el sistema límbico, la zona cerebral en la que se procesan todas las emociones.

Efecto Proust aromas

Tal y como te explicamos en este otro post del blog, la memoria olfativa está compuesta por todos esos vínculos emocionales que estarán marcados por lo que vivimos y que se asocian a determinados olores y fragancias. Gracias al efecto Proust, digamos que conseguimos “ubicarnos” de repente, casi sin quererlo, a través del subconsciente, dentro de ese extensísimo mapa sensorial que se ido configurando a lo largo del tiempo.

Lo que le sucedió al protagonista de la novela de Proust es que encontró su GPS, en este caso, la magdalena mojada en té, que conectaba directamente con un momento placentero y feliz de su vida. Como si algo en su memoria olfativa hiciese click con solo apreciar las notas aromáticas de esa magdalena.

Efecto Proust memoria

¿Puedo tener mi propio efecto Proust en casa?

Y, ¿por qué no? Cuando decidimos aromatizar nuestra casa o una estancia de ella, podemos escoger fragancias en función de lo que busquemos. ¿Queremos un ambiente cálido, lleno de sensaciones aromáticas complejas? Seguramente entonces optaremos por aromas de la familia oriental. ¿Buscamos un toque fresco y puro, que nos dé sensación de limpieza y relax? En ese caso, la familia floral será la más adecuada.

Eso a nivel general es algo que podemos conseguir sin problema. Pero si lo que queremos es buscar nuestor propio GPS, debemos rebuscar en nuestra memoria olfativa y decidir qué tipo de fragancias pueden ser el nexo perfecto con ese momento de nuestra vida que queremos recordar. Por ejemplo, si nuestra infancia la pasamos en una casa con jardín donde había plantas de lavanda, un esenciero con el aroma de esta flor nos transportará directamente allí.

Si, en cambio, durante una época de tu adolescencia trabajaste en una cafetería en la que se hacían cafés y cholocates riquísimos y allí conociste a tu primer amor, seguro que un aroma de la familia gourmet te anclará a ese momento emocional tan relevante para ti.

Con la gran gama de olores que tenemos disponibles para aromatizar nuestros hogares, todo es posible. Solo tenemos que buscar en nuestro archivo interior para hacer que el efecto Proust juegue en nuestro favor y podamos viajar sin fin por nuestra memoria olfativa.

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